Reiniciar la actividad sexual
Habitualmente, tras tener un problema cardiológico, la vuelta a la rutina habitual genera muchas dudas e inquietudes. Es muy frecuente que los pacientes pregunten en la consulta sobre estos aspectos: cómo debo modificar mi alimentación, cuánto deporte puedo realizar, cuándo puedo reincorporarme al trabajo…
Sin embargo, a pesar de formar una parte importante de nuestra vida, son muy pocos los pacientes que preguntan sobre el reinicio de la actividad sexual. Existen muchas dudas que habitualmente los pacientes no se atreven a preguntar por pudor y que finalmente generan miedo/ansiedad, pudiendo repercutir en la relación de pareja.
Disfunción sexual
Se trata de un problema frecuente y que limita la calidad de vida. La disfunción sexual en el hombre tras un infarto de miocardio oscila entre el 38-78% de los pacientes (disminución de la libido, trastornos de la eyaculación e impotencia) mientras que hasta un 65% de las mujeres presenta también problemas en este sentido (frigidez e insatisfacción).
Hay que tener en cuenta que en la disfunción sexual de los pacientes con enfermedad coronaria pueden influir varios aspectos:
- la propia enfermedad arteroesclerótica y sus factores de riesgo cardiovascular (que la producen y/o empeoran). En este aspecto es muy importante realizar un control estricto de la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia, la diabetes, así como, obviamente, dejar de fumar o consumir otros tóxicos. Es importante destacar que la disfunción eréctil puede aparecer entre 3-5 años antes del primer evento coronario, y en estos casos es fundamental consultar con su Médico de Atención Primaria para realizar un control adecuado de los factores de riesgo cardiovascular previamente descritos.
- factores psicológicos, como ansiedad y depresión, que son muy frecuentes tras un infarto o ingreso por insuficiencia cardíaca.
- algunos fármacos utilizados para tratar los problemas cardiológicos también pueden influir en este aspecto: diuréticos como las tiacidas, los beta-bloqueantes, la digoxina, los antiarrítmicos, los bloqueantes alfa adrenérgicos y los antidepresivos y ansiolíticos.
A pesar de los efectos que los fármacos puedan tener en este sentido, es importante no suspenderlos sin antes consultar con su médico de familia/cardiólogo.
Es necesario destacar aquí que no se deben utilizar fármacos para tratar la disfunción eréctil (sildenafilo/viagra®, vardenafilo/levitra®, tadalafilo/cialis® o avanafilo/spedra®) en pacientes que estén a tratamiento con nitratos (ya sean orales o en parche transdérmico) dado que pueden producir hipotensión arterial importante.
Morir en el intento
La probabilidad de fallecer durante el acto sexual es muy baja. En un estudio sobre 5.559 casos de muerte repentina por causas no traumáticas, sólo 34 de ellos eran por motivos cardiológicos y se produjeron durante el coito. Hay que tener en cuenta que en 27 de esas 34 relaciones, la persona fallecida estaba realizando el acto sexual con una pareja distinta de la habitual.
En general, la actividad física que requiere una relación sexual es comparable con la necesaria para subir dos pisos de escaleras. Así, una persona que tras un evento cardiológico, en fase estable, puede subir dos pisos de escaleras sin notar fatiga ni dolor en el pecho, puede volver a tener relaciones sexuales con su pareja habitual.
Hay que tener en cuenta que cuando se mantienen relaciones con una pareja no habitual, el gasto energético es mayor, así que es necesario tener mejor capacidad funcional antes del reinicio de la actividad sexual en este caso (subir 3-4 pisos de escaleras sin síntomas).
¿Cuándo hacerlo?
Después de un infarto, si no ha habido complicaciones importantes durante el ingreso, se puede reanudar la actividad sexual a las dos semanas del alta hospitalaria. Aún así, dado el miedo o ansiedad que esto puede suponer para las parejas, es recomendable que el reinicio de las relaciones sexuales sea una decisión conjunta y hablada, para poder superar los temores en común.
Tras las comidas copiosas o en momentos de mayor estrés/emotividad, el gasto energético es mayor. Así, el mejor momento para mantener relaciones sexuales en pacientes con enfermedad cardiológica, es por la mañana después del descanso nocturno o tras la siesta; en situaciones en las que el paciente esté relajado y tras comidas poco abundantes y con baja ingesta de alcohol.
La actividad física regular o participar en un programa de rehabilitación cardíaca tras un evento coronario o insuficiencia cardíaca, permite mejorar la respuesta al ejercicio y disminuir el riesgo de complicaciones durante las relaciones sexuales.
Como ya se ha mencionado anteriormente, las alteraciones sexuales en pacientes cardiópatas no son un problema exclusivo de los hombres. Las mujeres también ven afectada su calidad de vida en este sentido, destacando además que hay varios fármacos que pueden ocasionar trastornos específicos (diuréticos, antidepresivos y ansiolíticos).