Obesidad y Corazón

Hoy en día existe mucha polémica con respecto a la obesidad. Es muy difícil decirle a un paciente que debe perder peso porque tiene un problema de salud grave, sin que éste se sienta ofendido o sin que te acusen de “gordofobia”. Y son conceptos completamente distintos.

Por una parte, obviamente el respeto a cualquier persona es fundamental, sea cual sea el motivo (color de su piel, religión, sexo, físico…) y no hay nada que justifique ningún tipo de ofensa en este sentido.

Sin embargo, por otro lado, la obesidad, como veremos ahora, es un problema de salud muy importante, que pone en riesgo la calidad y cantidad de vida de las personas. Decirle a un paciente que debe de perder peso es igual de importante que decirle que deje de fumar o que se tome la medicación correctamente.

Un problema de salud pública

La obesidad se ha triplicado en el mundo desde 1975 y actualmente supone uno de los problemas de salud pública más importantes. El Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE) expone que la obesidad es un problema para un porcentaje elevado de españoles: el 22% de los españoles tiene obesidad, sin diferencias entre hombres y mujeres, y el 31,6% presenta sobrepeso (más frecuente en varones). Es más frecuente en el Principado de Asturias (25.7%) y menos en Baleares (10.5%).

La obesidad es una enfermedad crónica, multicausal, recidivante, en la que se combinan múltiples factores: genéticos, metabólicos, emocionales, un ambiente con gran disponibilidad de alimentos determinantes de un entorno obesogénico, sedentarismo, determinados fármacos, enfermedades endocrinas, estatus socioeconómico desfavorable, etc.

Menor calidad de vida y esperanza de vida

Los obesos tienen menos calidad de vida y una esperanza de vida más corta que los individuos con un peso en rango normal.

Estudios epidemiológicos han demostrado que la obesidad es un factor de riesgo mayor de enfermedades cardiovasculares, incluidas la enfermedad coronaria, la insuficiencia cardiaca, la fibrilación auricular, las arritmias ventriculares y la muerte súbita. También se considera que contribuye a la hipertensión, diabetes mellitus tipo 2, enfermedad articular degenerativa, apnea obstructiva del sueño, dislipemia, reflujo gastroesofágico, hígado graso no asociado a alcoholismo y muchas formas de cáncer (endometrio, mama y colon, entre otros). Además, incrementa un 25% la posibilidad de sufrir trastornos del estado de ánimo y ansiedad.

Riesgo cardiovascular

En este sentido, la asociación entre enfermedad cardiovascular y obesidad es compleja y no se limita a factores tradicionales como hipertensión, dislipemia y diabetes mellitus tipo 2. En los últimos años se ha demostrado que la obesidad podría causar enfermedad cardiovascular mediante otros mecanismos como inflamación subclínica, disfunción endotelial, aumento del tono simpático, perfil lipídico aterogénico, factores trombogénicos y apnea obstructiva del sueño.

Actualmente, tanto la obesidad como el sobrepeso, son los factores de riesgo cardiovascular más prevalentes en personas con enfermedad coronaria establecida.

¿Cómo medimos la obesidad?

Masa magra (MG)

La obesidad se define por un porcentaje de masa grasa (MG) superior al 25% en hombres y al 33% en mujeres.

Indice de Masa Corporal (IMC)

Cuando no podemos medir la MG utilizamos el índice de masa corporal (IMC), que es el resultado de dividir los kg de peso por el cuadrado de la estatura. Así, se establece la siguiente clasificación:

  • Normopeso: IMC entre 18.5 y 24.9 (kg/m2).
  • Sobrepeso: IMC 25-29.9 (kg/m2)
  • Obesidad leve o grado I: IMC 30-34.9 (kg/m2).
  • Obesidad moderada o grado II: IMC 35-39.9 (kg/m2).
  • Obesidad mórbida: IMC > 40 (kg/m2).

Independientemente de la edad, sexo, raza o región geográfica, un valor superior a 25 kg/m2 se asocia fuertemente con un mayor riesgo de muerte cardiovascular, en particular por enfermedad coronaria e ictus isquémico.

El IMC no informa de la distribución de la grasa corporal, no diferencia entre masa magra (MM) y MG, y es un mal indicador en sujetos de baja estatura, edad avanzada, musculados, con retención hidrosalina o embarazadas. 

Perímetro de cintura o Indice Cintura Cadera

Otras mediciones antropométricas como el perímetro de cintura o el índice cintura cadera son más precisas para conocer la distribución de la grasa a nivel central.

Con respecto al perímetro de cintura se considera obesidad abdominal [≥102cm en hombres, ≥88cm en mujeres; realizando la medición en bipedestación y sobre la cresta ilíaca]). No se considera útil medir el PC cuando el IMC≥35kg/m2.

Prevenir la Obesidad

El abordaje del paciente con obesidad es una prioridad.

El balance entre la ingesta de calorías y la actividad física determina si se acumula grasa o se utiliza esta grasa acumulada. Por eso, siempre es necesario buscar un equilibrio entre la ingesta de alimentos y el grado de ejercicio físico.

Con respecto a la alimentación, no se trata de hacer dietas especiales, pasar hambre ni pesar los alimentos. Se trata de cambiar los hábitos de alimentación y aprender a comer de forma saludable, priorizando el consumo de verduras, legumbres, frutas y cereales integrales, evitando en lo posible tanto azúcares libres como grasas saturadas.

La otra forma de prevenir la obesidad y mantener una buena salud cardiovascular es realizar una actividad física aeróbica diaria (caminar 30 minutos al día, ir a la piscina, montar en bicicleta, etc).

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